Texto de Andrei Tarkovski en "Esculpir en el tiempo":
La probabilidad y la veracidad interna, para mí, residen no sólo en la fidelidad de los hecho, sino también en la representación fiel de las sensaciones.
Si se construyen con exactitud mecánica todas las circunstancias de este encuentro, si se dota al actor de la indumentaria exacta, si se determina con gran precisión el lugar donde se van a realizar las tomas, con esa toma seguro que no se despierta el sentimiento que se tuvo en el momento del encuentro. Porque en esa toma no se tiene en cuenta la condición psicológica que explica la propia situación anímica, por la cual se concedió una determinada importancia emocional a la mirada de un desconocido. Y si se quiere que la mirada de este desconocido afecte al espectador de la misma manera que le afectó a uno mismo, entonces-junto con todo lo demás- hay que despertar en el espectador un estado anímico análogo al de uno mismo en el momento del encuentro real.
Pero esto supone un esfuerzo suplementario en la dirección, un material que complemente el guión.